Durante una entrevista con la revista GQ, Sylvester Stallone confesó que el director Ryan Coogler, creador del spin-off Creed, tenía entre sus planes iniciales matar a Rocky Balboa. El cineasta pretendía que el legendario boxeador falleciera a causa de la enfermedad de Lou Gehrig, un desenlace que Stallone rechazó de forma tajante. “Nunca me sentí cómodo. Esquivé esa bala durante dos o tres años. Ryan Coogler fue muy persistente… pero no quería hacerlo porque, según su descripción, Rocky muere”, relató el actor.
Stallone explicó que insistió para modificar el guion, argumentando que la muerte del personaje sería devastadora para los fans: “Me molestan mucho los personajes que mueren. Preferiría que se subieran a un tren y no los volvieras a ver. Pero morir, simplemente desanimaría por completo al público”. Finalmente, el actor logró convencer al estudio, manteniendo con vida al icónico boxeador, quien incluso reapareció en la secuela de Creed.
El intérprete recordó que filmar la cinta fue “un reto actoral”, pues al no poder recurrir al aspecto físico de Rocky, debió apoyarse en una interpretación más emocional. Gracias a esa decisión, el legado del personaje continúa intacto en la historia del cine.







