Un reciente estudio realizado por Headway sobre 1,000 trabajadores remotos estadounidenses revela una paradoja: aunque más del 56 % afirma que el trabajo a distancia mejoró su calidad de vida y equilibrio personal, muchos enfrentan graves problemas de aislamiento.
El informe destaca que un tercio de los encuestados ha llegado a ocultar su rostro en videollamadas, debido a que pasaron días sin ducharse, sin salir ni socializar. De hecho, el 42 % afirmó que mantener una rutina saludable se complica en casa y, en algunos casos, pasa hasta una semana sin interactuar con alguien fuera de internet.
El impacto en la salud mental es real: el 56 % admite pasar más de 24 horas sin contacto humano, y el 27 % declaró que esas jornadas prolongadas sin socializar afectan negativamente su rendimiento laboral. Por otro lado, el estilo de vida sedentario ha aumentado, generando cansancio acumulado, desmotivación en espacios domésticos y hasta rechazo hacia algunas estancias del hogar.
A pesar de ello, la flexibilidad es valorada: muchos aprovecharon el teletrabajo para integrar paseos, viajes o cambios de entorno en su rutina profesional. El 20 % incluso ha trabajado desde la playa o en movimiento. Según Headway, las oficinas aún ofrecen ventajas sociales, pero el dilema queda servido: ¿cómo equilibrar libertad y la necesidad de interacción?
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