Tencent ha reforzado su estrategia de supervisión interna sobre los estudios de videojuegos en los que mantiene participación, aplicando un modelo de control que busca garantizar el cumplimiento estricto de los objetivos financieros y creativos. Michelle Liu, CEO de la división de videojuegos de la compañía, explicó que cada proyecto pasa por un “estricto análisis”, un proceso que determina ajustes, recomendaciones y acciones directas según el rendimiento previsto.
En ocasiones, estas directrices se presentan como “amables sugerencias”, como ocurrió con Dying Light: The Beast, cuyo lanzamiento a precio completo fue una decisión incentivada por la corporación. Sin embargo, cuando los resultados no cumplen con las expectativas, la empresa opta por un involucramiento más profundo. Tras adquirir Techland en 2024, Tencent integró personal propio dentro del estudio para reforzar la alineación estratégica.
Casos similares se han visto en Funcom, donde se modificaron las prioridades de desarrollo para centrar recursos en Dune: Awakening, lo que provocó reestructuraciones y recortes en áreas secundarias. Asimismo, Sumo Group ha tenido que redirigir su producción hacia labores de apoyo en títulos de terceros, limitando la creación de proyectos propios y adaptándose a las metas corporativas impuestas.
Este modelo revela un enfoque empresarial centrado en la rentabilidad, incluso si ello implica intervenir directamente en la operación creativa de sus estudios asociados.







