Tesla, líder en movilidad eléctrica y pionera en la venta de créditos de carbono a otros fabricantes, enfrenta un desafío significativo: una propuesta del Presidente Donald Trump pretende eliminar el sistema de multas por exceso de emisiones, basado en créditos ambientales, que ha representado miles de millones de dólares en ganancias para la compañía.
Muchas marcas contaminantes se benefician de estos créditos al incumplir límites, obligándolos a comprar a empresas como Tesla. En 2022, esta fuente de ingresos superó los 1 700 millones de dólares, y en algunos trimestres fue tan rentable que igualó o sobrepasó los ingresos por ventas de automóviles. La medida, impulsada por republicanos, argumenta que las regulaciones ambientales han debilitado la competitividad frente a potencias como China.
Desde su salida del consejo asesor de la Casa Blanca, tras tensos desacuerdos con Trump, Elon Musk no ha hecho declaraciones directas, pero fuentes cercanas aseguran que interpreta la iniciativa como un ataque personal. En paralelo, Tesla ha registrado una baja en ventas durante el primer semestre, presionada por la saturación del mercado y la competencia china, especialmente de BYD.
El resultado del debate en el Capitolio será decisivo: sin los créditos, Tesla perdería un pilar económico, mientras enfrenta un entorno bursátil volátil, con caídas de hasta 12% en sus acciones recientemente. Aunque Musk ha prometido diversificar ingresos con nuevas tecnologías, analistas coinciden en que, sin este respaldo financiero, el reto para Tesla será mayúsculo.
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