Tom Cruise estuvo muy cerca de protagonizar Cadena Perpetua (1994), pero finalmente no sucedió por una razón clave: la falta de confianza en el director Frank Darabont, quien en aquel entonces era prácticamente un novato en la industria. Aunque el actor estaba entusiasmado con el proyecto, su decisión dependía de que Rob Reiner dirigiera la cinta, ya que previamente habían colaborado con éxito en A Few Good Men (1992).
Reiner, productor del proyecto, incluso llegó a ofrecerle 2.5 millones de dólares a Darabont para que cediera la dirección. Sin embargo, este rechazó la propuesta. El realizador defendió su visión y prefirió conservar el control creativo, convencido de que podía contar la historia como él la imaginaba.
“Tom Cruise era un actor demasiado conocido”, declaró Darabont, quien consideraba que la popularidad del intérprete podría “eclipsar el alma de la obra”, afectando la naturaleza introspectiva del relato.
Finalmente, tanto Reiner como Cruise se retiraron del proyecto, y el rol de Andy Dufresne terminó en manos de Tim Robbins. El resto es historia: la cinta se convirtió en un clásico del cine y catapultó la carrera de Darabont.