Max Verstappen vivió un viernes complicado en el Gran Premio de Hungría. El neerlandés finalizó en la posición 14 en la segunda sesión de entrenamientos, a más de un segundo del líder Lando Norris. Su Red Bull fue calificado como “inmanejable” por el propio piloto, quien expresó sentirse como si “condujera sobre hielo”.
El bicampeón mundial explicó que el auto carece de agarre y equilibrio, y señaló que el equipo deberá trabajar intensamente durante la noche para entender el origen de los problemas. “Nada funciona realmente, así que tenemos que investigarlo esta noche. Por ahora, claramente no ha sido nuestro fin de semana”, declaró.
Además, Verstappen fue citado por los comisarios tras lanzar una toalla fuera del cockpit. Aunque el equipo recibió una advertencia por salida insegura, el piloto explicó que actuó por seguridad al no querer que la tela interfiriera con los pedales. “Me salí de la línea ideal y la tiré de la forma más segura posible”, justificó.
En contraste, Yuki Tsunoda logró ubicarse noveno, con sensaciones distintas. Aunque también señaló falta de agarre, el japonés se mostró optimista tras los cambios realizados entre FP1 y FP2. “Hay cosas positivas que podemos tomar del coche de Max y del mío. Necesitamos encontrar una limitación estructural que probablemente estamos pasando por alto”, afirmó.
Red Bull enfrentará una noche clave en su intento por recuperar competitividad en un circuito que hasta ahora se ha mostrado hostil para su monoplaza.
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