Restos de equipamiento militar nazi hasta monumentos prehistóricos, pasando por puentes, iglesias, campanarios y hasta pueblos enteros, son algunos de las construcciones que han vuelto a salir a la luz a causa de la sequía, luego de pasar años sumergidas bajo el agua.
Las aguas bajas están dejando a la vista el pasado que fue sumergido por millones de litros de agua, mismos que hoy hacen falta.
España, un país especialmente azotado por la sequía, a pesar de que tiene tradición en la lucha contra este problema.
Pese a que esto es una mala señal, aún así el turista de curiosos ha aumentado, esto por no perder un cuadro tan poco frecuente.
El embalse de Valdecañas en el río Tajo, que devoró el dolmen de Guadalperal, conocido como el ‘Stonehenge español’, un monumento megalítico que se estima que data de entre finales del V y el III milenio a.C., se ha podido ver en las últimas semanas desde que fue ocultado por las aguas en 1963.
Destaca también la iglesia de Sant Romá de Sau, anegada por el embalse de Sau en 1963 y considerada la iglesia más antigua que sigue en pie en un cuerpo de agua.
También el campamento militar romano de Acquis Querquennis volvió a ver la luz del sol, a consecuencia de la bajada del nivel de agua en el embalse de As Conchas, en la provincia gallega de Ourense.
El puente romano de Vinuesa fue enterrado por las aguas del embalse de la Cuerda del Pozo cuando se construyó en 1941, solamente es visible en el verano y en los años más secos.
Aunado a estas construcciones del pasado que salieron a flote con la sequía, los esqueletos olvidados en la historia de España también se asomaron.
Se calcula que en el país alrededor de 500 pueblos quedaron anegados debido a la construcción de embalses, como el antiguo pueblo de Aceredo, en Galicia, sumergido en 1992 por el embalse de Lindoso, en la frontera entre Portugal y España.