Carsten Cramer, director general del Borussia Dortmund, no solo dirige un club de fútbol, sino que lidera una cruzada contra una competencia inesperada: la industria del entretenimiento, personificada por gigantes como Netflix. En una afirmación contundente, Cramer desvela que el verdadero desafío no radica en los poderosos equipos de fútbol, sino en cautivar a las audiencias frente a otras formas de entretenimiento.
A pesar de la presión de clubes respaldados por estados, como el Manchester City o el PSG, el Borussia Dortmund se mantiene firme en un enfoque financiero austero, rechazando cualquier inversión de origen cuestionable. Aunque esto pueda suponer un desafío para su competitividad global, el club prioriza la transparencia y sus valores sobre las tentaciones de los petrodólares.
Ante la posibilidad de abrirse a fondos árabes, Cramer cierra la puerta con determinación, enfatizando que la procedencia del dinero importa. En un rechazo claro a Arabia Saudí y Qatar, Cramer destaca que el Borussia Dortmund se enfoca en preservar la regla del 50+1, fortalecer la competencia nacional y adoptar un enfoque de marketing centralizado.
En un giro inesperado, Cramer subraya la esencia del fútbol al recordar la importancia de la cultura, los rituales, la tradición y la historia. Sin embargo, el líder del Borussia Dortmund también reconoce la necesidad de evolucionar, señalando que el verdadero competidor no es el Real Madrid, sino plataformas de entretenimiento como Netflix. La misión del club, según Cramer, es asegurarse de que las nuevas generaciones sigan siendo fieles seguidoras del fútbol en medio de un panorama de opciones de ocio en constante expansión.