Un tribunal de Australia sentenció a cadena perpetua a Erin Patterson, de 50 años, por el asesinato de sus exsuegros y una familiar mediante el uso de hongos venenosos en una comida.
Los hechos ocurrieron en la localidad de Morwell, donde la acusada preparó un platillo con carne y champiñones tóxicos que ofreció a Don y Gail Patterson, ambos de 70 años, y a Heather Wilkinson, de 66. Las víctimas murieron días después tras enfermar progresivamente.
Durante el juicio, que se extendió por nueve semanas y contó con más de 50 testigos, la defensa argumentó que se trató de un error. No obstante, el juez concluyó que existió intención de causar daño.
Entre las pruebas, se reveló que Patterson fingió padecer cáncer para persuadir a sus víctimas. En su domicilio se hallaron restos del platillo contaminado. También se supo que su exesposo, Simon Patterson, había sido invitado pero canceló a último momento. Según testimonios, Patterson habría intentado en otras ocasiones atentar contra él.
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