El pastor Robert Morris, fundador de una megaiglesia en Texas, compareció ante un tribunal y aceptó su responsabilidad en delitos relacionados con abuso sexual infantil. Morris reconoció hechos que han generado conmoción en la comunidad religiosa y social.
El caso reviste especial gravedad por la posición de autoridad y confianza del acusado, quien durante años presidió una congregación con miles de fieles. Ahora, queda por definirse la pena que enfrentará bajo los cargos aceptados. La confesión podría facilitar negociaciones en su sentencia, aunque las víctimas y defensores de la justicia buscan una condena ejemplar.
El suceso ha sacudido la opinión pública sobre el abuso dentro de instituciones religiosas y el poder que ciertos líderes ejercen sobre sus comunidades. Asimismo, abre discusiones sobre mecanismos de vigilancia, denuncia y reparación para las víctimas de estas instituciones.
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