En un discurso inaugural cargado de determinación, el recién nombrado primer ministro de Polonia, Donald Tusk, asume un compromiso inquebrantable de convertir a su gobierno en un aliado sólido de Estados Unidos y la OTAN. Tusk, quien regresa al poder al frente de una amplia alianza, destaca la urgencia de unir fuerzas en el mundo occidental para respaldar a Ucrania en medio de la guerra desencadenada por la agresión rusa.
En su llamado a la unidad política, Tusk subraya la imposibilidad de permitirse divisiones internas mientras Rusia amenaza con expandir su conflicto bélico contra Ucrania, situando a Polonia en una posición crítica en la frontera este de la Unión Europea. “La tarea de Polonia, la tarea de nuestro nuevo gobierno, es exigir con firmeza que la comunidad occidental esté completamente decidida a ayudar a Ucrania en esta guerra”, declara Tusk, comprometiéndose a hacerlo desde el primer día de su mandato.
Con la responsabilidad de restaurar las normas democráticas y liberar fondos de la Unión Europea congelados debido a medidas antidemocráticas anteriores, Tusk reconoce el desafío adicional de enfrentar las consecuencias de la guerra en Ucrania. Lamenta la situación precaria del presidente ucraniano Volodymyr Zelenskyy, quien busca apoyo internacional en la lucha contra Rusia, enfrentándose a la inminencia del invierno y la fatiga de los aliados en financiar su defensa.
En este contexto crítico, Tusk reafirma su compromiso de liderar una alianza que no solo restaure las normas democráticas en Polonia sino que también fortalezca los lazos con los aliados internacionales. La coalición de partidos, que ganó las elecciones el 15 de octubre, se compromete a trabajar bajo la dirección de Tusk para superar los desafíos heredados de ocho años de gobierno del partido Derecho y Justicia, marcando así un nuevo capítulo en la política polaca.