Una tragedia sacudió a Phoenix, Arizona, luego de que una niña de cinco años muriera tras recibir un disparo accidental de su hermano de nueve, quien manipuló un rifle semiautomático AR-15 propiedad de su padre, Irvin Ramos Jiménez, un exconvicto legalmente impedido de portar armas.
De acuerdo con el reporte policial, Ramos Jiménez, de 33 años, se encontraba afuera de su casa cuando escuchó un estruendo. Al ingresar, encontró a su hija herida en el dormitorio de su hijo. El arma estaba guardada —según su testimonio— en una repisa del mismo cuarto, accesible para el menor. Tras el incidente, en lugar de esperar a los servicios médicos, Ramos llevó a la niña a un hospital por su cuenta, pero volvió al domicilio dejando a los niños solos… y con el arma aún en casa.
La menor fue declarada muerta poco después. La policía arrestó a Ramos Jiménez por posesión ilegal de un arma de fuego, debido a una condena previa por tráfico de narcóticos en 2021. El hombre afirmó que había adquirido el rifle en una venta privada con fines de protección personal.
Las autoridades reiteraron el llamado urgente a mantener las armas fuera del alcance infantil. “Lo ideal es guardarlas en cajas fuertes”, subrayó el sargento Robert Scherer, portavoz de la Policía de Phoenix.
Estadísticas recientes de los CDC indican que las armas de fuego se han convertido en la principal causa de muerte infantil en Estados Unidos. Tan solo en 2023 se registraron más de 400 tiroteos accidentales cometidos por menores, y en lo que va de 2025 ya van al menos 66 casos, con 30 víctimas fatales.
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