El gobierno de Rusia ha dejado entrever la posibilidad de reanudar sus ensayos nucleares, un paso que generaría preocupación internacional y podría marcar un retroceso en los esfuerzos por el control de armas. Según medios estatales rusos, altos funcionarios del Kremlin discuten la opción de retomar las pruebas como respuesta a lo que califican de “provocaciones occidentales” y “amenazas estratégicas” de Estados Unidos y la OTAN.
El presidente Vladimir Putin no ha confirmado oficialmente la medida, pero su administración ha endurecido su retórica militar en los últimos meses, en el contexto de la guerra en Ucrania y el deterioro de las relaciones con Occidente. El Tratado de Prohibición Completa de los Ensayos Nucleares (CTBT), firmado por Rusia en 1996, es uno de los principales instrumentos que podrían verse comprometidos.
Expertos internacionales advierten que un eventual ensayo ruso, incluso limitado, podría desencadenar una nueva carrera armamentista, generando presión sobre China, Estados Unidos y Corea del Norte para demostrar poderío nuclear. La comunidad científica y diplomática ha alertado además sobre las consecuencias medioambientales y geopolíticas de un regreso a la era de los ensayos atómicos.
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