En un devastador episodio sísmico, un poderoso terremoto de magnitud 7.6 azotó la costa occidental de Japón, cobrando la vida de al menos 50 personas. Este desgarrador evento, catalogado como el más mortífero desde abril de 2016, ha sumido a la nación en una urgencia constante de rescate y recuperación.
La ciudad de Wajima, ubicada a escasos 500 kilómetros de Tokio y cercana al epicentro, se encuentra entre las áreas más afectadas. Con cerca de 25 edificios colapsados, incluyendo viviendas particulares, la población de aproximadamente 27,000 habitantes se ve atrapada en una tragedia que exige respuestas inmediatas.
Las operaciones de rescate se intensifican en Wajima, donde se estima que 14 edificios aún albergan a personas atrapadas bajo escombros. Las autoridades locales de bomberos lideran estos esfuerzos en una carrera contra el tiempo.
Con un balance desolador, se reportan 19 víctimas en Wajima, 20 en Suzu, 5 en Nanao, 2 en Anamizu, 1 en Hakui y 1 en Shiga, todas en la afectada prefectura de Ishikawa. La cifra de fallecidos podría aumentar en las próximas horas, ya que las tareas de rescate continúan en cada ciudad afectada.
Las impactantes imágenes transmitidas por la cadena NHK revelan la magnitud de la tragedia, con un edificio de siete pisos derribado y humo elevándose en el corazón de Wajima, conocido por su bullicioso mercado matutino.
El primer ministro japonés, Fumio Kishida, asume el mando de la gestión del desastre, movilizando a las Fuerzas de Autodefensa, la Guardia Costera, los bomberos y la policía. Sin embargo, la dificultad de acceso a las áreas más afectadas en la península de Noto plantea un desafío significativo, con el gobierno enviando suministros por vía marítima.
En un llamado a la seguridad, el primer ministro insta a los residentes de las zonas afectadas a actuar con precaución debido al creciente riesgo de derrumbes y deslizamientos de tierra.
Las evacuaciones afectan a alrededor de 32,000 personas en las prefecturas de Ishikawa, Toyama y áreas circundantes, mientras los servicios de transporte aéreo y trenes locales permanecen suspendidos. Más de 1,000 efectivos de las Fuerzas de Autodefensa japonesas participan en las operaciones de rescate, mientras que más de 46,000 personas permanecen evacuadas en Ishikawa y Toyama.
El impacto energético también es evidente, con decenas de miles de hogares sin electricidad, principalmente en Ishikawa, y cortes de gas y agua en Niigata. Las comunicaciones, tanto fijas como móviles, experimentan problemas de conexión.
A pesar de las subidas del nivel del mar, no se reportan daños significativos en distintas localidades japonesas y en Corea del Sur. Además, se descarta daño directo a las centrales nucleares, punto crítico para Japón frente a eventos sísmicos.
Este trágico terremoto del lunes se erige como el más letal en Japón desde 2016, recordando la vulnerabilidad inherente a la geografía del país. Aunque Japón ostenta el título de la nación más preparada para desastres naturales, la magnitud de esta tragedia subraya la constante necesidad de reforzar y actualizar las medidas de seguridad y prevención.
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— ♈️Janeth García-Díaz (@JanethGarciaD) January 1, 2024