La esperada secuela Tron: Ares ha llegado con fuerza, consolidándose como una de las producciones visualmente más impactantes del año. Dirigida por Joachim Rønning, la cinta profundiza en el enfrentamiento entre dos gigantes tecnológicos: ENCOM, creadora del programa Ares, y Dillinger Systems, la compañía rival dirigida por Julian Dillinger (Evan Peters), hijo del antagonista original.
La trama gira en torno al intento de ambas corporaciones por estabilizar sus creaciones digitales en el mundo real, utilizando un código oculto en el primer programa de Kevin Flynn (Jeff Bridges). Sin embargo, la ambición de Dillinger se desborda cuando desafía las órdenes de su madre, Elisabeth Dillinger (Gillian Anderson), y decide enviar a los programas Ares (Jared Leto) y Atenea (Jodie Turner-Smith) en busca de Eve Kim (Greta Lee), quien logra adelantarse y obtener el valioso código.
Más allá del despliegue visual, la película resalta por su reflexión sobre los límites éticos de la inteligencia artificial y la naturaleza de la conciencia digital. Tron: Ares combina espectáculo, dilemas filosóficos y un mensaje de advertencia sobre la fusión entre humanidad y tecnología.